Nuestros estudios permiten identificar los riesgos y las oportunidades asociados con un proyecto para prevenir o mitigar los impactos negativos, maximizando, a la vez, los impactos positivos. Estos procesos se llevan a cabo durante todo el proyecto o programa, desde las etapas iniciales (fases de exploración y prefactibilidad del proyecto, diseño de un programa de desarrollo) hasta la fase de cierre o cese de las actividades.

Adoptamos enfoques participativos que nos permiten construir instrumentos operativos (plan de gestión social, estrategia de inversión comunitaria, entre otros), así como mecanismos de monitoreo y evaluación adecuados. Estas herramientas nos permiten pasar de una lógica transaccional y bilateral, que generalmente sitúa a nuestros clientes en el centro de todas las expectativas relacionadas con el territorio, a una lógica transformacional y multi-actor, en la que las distintas partes interesadas comparten responsabilidades.

El objetivo a largo plazo consiste en reducir la dependencia del territorio hacia la empresa o el programa desarrollado y fomentar la diversificación de la economía local y de las fuentes de financiación.